Díganme si no. A quien no se le hace familiar la famosa frase: Si tan solo pudiera regresar el tiempo.
Esta frase que el solo hecho de pensarla antes de mencionarla se integra por una revoltura de sentimientos. Culpa, melancolía, desengaño, venganza, impotencia, esperanza, frustraciones, que no son más que todos los demonios internos que regularmente no nos permiten ser felices.
Ser Felices. Frase tan corta pero de gran necesidad para los seres humanos. Es la gran incógnita de la humanidad. Pues los conceptos de felicidad son tan ambiguos que varían de una persona a otra.
Y es entonces cuando nos encontramos en la búsqueda del ser felices. Cuando nos damos cuenta de que no podemos hacer felices a los demás si nosotros no somos capaces de ser felices con nosotros mismos. Y me refiero específicamente a nuestra aceptación y darnos el valor de la autoestima, tan importante motor para transitar por el camino a la felicidad.
Y me refiero a que transitar por el camino a la felicidad es en efecto la felicidad perse. La felicidad no es un objetivo que se encuentra al final del camino, no es un punto final. Es un estado de plenitud y aceptación de nosotros mismo y nuestro entorno.
Dicen que errar es de humanos. Eso es algo con lo que yo estoy completamente de acuerdo, y toco este punto en el artículo anterior.
Y es aquí cuando empezamos a querer ver frente a nuestra persona esa tan requerida maquina del tiempo que nos permitirá ver nuestros sueños realizados. Dicen que los tiempos de Dios no son los tiempos del hombre. Solo que aquí hay un punto importante que a algunas personas dejan fuera en la ecuación y este punto yo lo llamo Libre Albedrio.
Una persona muy importante para mi regularmente me dice que deje las cosas en manos de Dios. Eso lo respeto. Sin embargo, creo que si Dios no necesitara de nosotros, nunca, nunca nos hubiera dado el regalo del libre albedrio. Como dicen A Dios rogando y con el mazo dando. Significa que Yo debo de poner mi granito de arena para ayudar a Dios a levantar la Montaña. Si yo espero solo rezando a que la montaña se mueva pueden pasar dos cosas, la primera es que demuestre a todos que tengo una fuerza de voluntad inquebrantable aunque no pase nada, ó la segunda Darme cuenta que debí de haber hecho lo que estaba en mis manos para ayudar a Dios en lugar de estar invocando la aparición como por arte de magia de la Maquina del tiempo.
Aun así, no nos damos cuenta que nunca es tarde para regresar al camino, ese que solo nosotros con nuestro libre albedrio decidimos dejar para abandonar nuestros sueños. Los sueños no se esfuman, somos nosotros quienes decidimos acabar con ellos o dejarlos de perseguir. Tengo un gran maestro que me demuestra eso todos los días. El verano que viene estará en Francia resultado de una beca que consiguió el por sus propios medios.
El tomar la decisión de perseguir nuestros sueños solo nos pertenece a nosotros. Dios nos puso aquí, pero es nuestro deber personal saber que voy a hacer con mi vida.
Hay sueños que están contigo desde la adolescencia y hay noches en las que no puedes conciliar el sueño pensando en ellos. Hay otras veces que no ocupas dormir para que ese sueño se convierta de momento en pesadilla. Y cuando digo “de momento” me refiero a que solo nosotros podemos tomar la decisión de reconvertirlo en lo una vez fue, el sueño mas hermoso del mundo. Ese que te llevara a donde nunca antes habías pensado llegar, y que ya una vez estando en ese lugar nunca más pensaras en el retorno, solo en seguir adelante en el camino de la felicidad. Este tipo de logro que te reconforta desde dentro y te impulsa a ser mejor persona.
La Maquina del tiempo va de la mano con los sueños compartidos. Y les puedo asegurar que en esencia son la misma cosa. Cuando así lo decidimos el Tiempo Siempre esta de Nuestro Lado. Soy Yo, Eres Tú. Somos nosotros, Siempre Nosotros.