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miércoles, 30 de diciembre de 2009

¿En donde radica el valor de las personas?

A menudo escuchamos hablar acerca de los valores personales como honestidad, respeto, responsabilidad, calidad entre otros tantos. También nos llegan archivos de Power Point, Word, Imágenes y uno que otro archivo dinámico de Excell para ver, según parámetros de quien sabe quién, en qué nivel arbitrariamente se nos ubica. Entonces, nos vamos formando una imagen personal de cómo creemos que nos ven los demás según este tipo de archivos.

¿Será entonces cuestión de razas o etnias? ¿O acaso por zonas o regiones? ¿Los del norte comparados con los del sur? ¿Seguidores del Barcelona ó Real Madrid? No incluyo a los de derecha e izquierda política porque este articulo no se trata de ese asunto en particular.

¿Vale más un esposo que mantiene a su familia, no digo a todo lujo, en donde económicamente no tienen carencias, pero que humilla a sus hijos o golpea a su esposa; comparado con el que Ama y respeta a su esposa e hijos pero que su trabajo no le da más que para carencias?

¿Aquel estudiante de preparatoria que se viste de una forma por demás cuestionable según sus papás y sus calificaciones son lo bastante buenas como para mantener una beca escolar contra aquel que se viste como a los padres les gusta que sus amistades vean a sus hijos, pero sus calificaciones son de los mas deplorables del sistema educativo?

Y asi podría seguir listando comparaciones de unos contra otros sin la polémica de los géneros.

Si no me quiero y me respeto primero Yo, no puedo querer ni respetar a los demás.

O lo que es lo mismo, en este caso, Si no me valoro primero Yo, No puedo valorar a los demás.

Conocernos a nosotros mismos acerca de nuestras debilidades y fortalezas nos indica a nosotros mismos cuanto valemos. Si por naturaleza somos buenos haciendo algo, ya sea matemáticas, gimnasia, pintura, inclusive hasta para convencer a las personas o para hablar en público, son habilidades que debemos magnificar y explotar pues seguramente nos traerán grandes satisfacciones en la medida que las vayamos desarrollando. En el otro extremo tenemos nuestras debilidades, de las que no nos gusta hablar o sacarlas a la luz. Si las conocemos y las reconocemos como debilidades, nuestra tarea como seres humanos es trabajar en mejorar esa debilidad y obtener por la vía del condicionamiento el mejor provecho de esta incomodidad.

Nosotros mismos nos asignamos nuestro propio valor. En el mercado encontraremos personas con valores distintos. Hay quienes dicen valer más que otros, pero la verdad es que están equivocados, solo son mas fanfarrones que el otro.

¿Un billete de cien dólares en el fondo de la taza del baño vale menos que uno nuevo?

Como en la bolsa de valores, hay veces que nuestro valor lo colocamos a la alza y otras a la baja, depende de nuestras emociones. Hay ocasiones en las que nos vamos a la quiebra y dejamos al mejor postor, y es entonces cuando nuestros valores nos ayudaran a salir de nuevo al mercado o nos hundirán para siempre.

Somos unos campeones en el momento que lo declaramos y nos decidimos a serlo.

Quienes están en la cima nos lo demuestran a diario, Madonna, Michael Jordan, Oprah Winfrey, Maradona, (no hay que perder de vista a) Del Potro, Francisco Martin Moreno.

Y la lista puede seguir y seguir. Las personas que se deciden verdaderamente a triunfar por consecuencia lo logran. Ellos no solo tratan, no se quedan en el intento de empiezo hasta el lunes para comenzar con la semana. No hay excusas porque no debe de haber razón para dar excusas. No se exigen porque tienen ganas de hacer las cosas. No le molesta hacer lo que les gusta porque para eso viven. Viven su vida! Su Vida! No la de los demás.

Por supuesto que tienen fallas y defectos si no vean a Tiger Woods, pero si el ya se levanto una vez estoy seguro que se va a levantar de nuevo. El aprender de nuestros errores es hacernos más grandes y más fuertes.

El valor de las personas radica en su actitud ante la vida y la forma en que afronta sus problemas y este valor solo lo asignamos nosotros el valor asignado por los demás es una moneda todavía aun más volátil.