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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Lagrimas por ti.

Quisiera jugar otro juego que no sea el mismo
Donde los corruptos estén muertos y los honestos vivos
Tal vez sea este mismo pero invertido
Que la democracia sea legal y no un pecado mortal
Que no me quieran ver la cara ni que lucren conmigo
Que nuestra cultura sea otra
Y no las baratijas de la caja idiota
Donde el zorzal cante en el muro derribado
Las consignas de Sabina del mes que le han robado.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Un poquito de Porfavor

Quisiera saber si el respeto nos es inculcado por nuestros padres en la etapa de nuestra educación, o si nos viene como un acto de conciencia que fluye de manera natural.


Hay muchas clases de respeto. A la humanidad, a la niñez, a la mujer, al trabajo, a la salud, etc. Creo que debemos de empezar como se hacen los verdaderos cambios, los cambios importantes, de adentro hacia afuera. Siempre la barrera personal es la más difícil de sortear.

Si no tenemos respeto por nosotros mismos, se nos complica mostrar respeto por quienes y todo lo demás que nos rodea.

Si vamos a hacer el ejercicio de adentro hacia afuera. También podríamos plantearnos como reaccionamos nosotros mismos ante las faltas de respeto de otros hacia nuestra persona.

El punto sigue siendo el mismo. Si no tenemos respeto por nosotros mismos, también se nos complica identificar el límite de lo que le permitimos a los demás. De esta forma el efecto se duplica confundiéndonos en la necesidad de amistad, o sentimiento de pertenencia, pasando por la afectación de nuestra propia autoestima.

Nos indigna que alguien se burle de nosotros, pero se lo permitimos. Nos da más pena a nosotros hacer un reclamo “por no afectar la amistad”.

Nos indigna que alguien entre a nuestra casa con la confianza que un día puede romper. Nos da más pena a nosotros hacer un reclamo “por no afectar la amistad”.

Nos indigna que a quien le das tu cariño te sorprenda con un reclamo justo cuando le estas poniendo el plato de comida en la mesa. Nos da más pena a nosotros hacer un reclamo “por no afectar la relación”.

Nos indigna como es que las personas se presentan a trabajar con el único objetivo de llegar al día de pago sin importarles si su trabajo está hecho ó completado, siendo más fácil para ellos dar excusas que resultados. Nos da más pena a nosotros hacer un reclamo “por no afectar la relación”.

Nos indigna ver como la aplicación de la ley y la acción de la justicia se ve todos los días pisoteada, ignorada, burlada, denigrada, por personas a las que les pagamos un sueldo sin exigirles un resultado. Nos da más pena a nosotros hacer un reclamo “por no saber qué hacer”.

Nos indigna ver como pueblos enteros son expulsados de sus casas, de sus escuelas, de sus actividades cotidianas, con horarios condicionados para salir a las calles de su propia ciudad. Nos da más pena a nosotros hacer un reclamo “por no saber a quién recurrir”.

Nos indigna que las promesas de campaña, y los desfalcos expuestos no tengan un costo político para quienes les toca responder por nosotros. Nos da más pena a nosotros hacer un reclamo “por no saber qué hacer con nuestra democracia”.

Mi padre me enseño que la palabra de un hombre se debe de cumplir. Me enseño a respetar mi casa, mi trabajo, y a mi familia. Me enseño a respetar la experiencia de las personas mayores. Me enseño a respetar a mis vecinos. Me enseñó a no hacer sentir mal a las personas sin una causa justificada.

Esas cosas no las veo en las nuevas generaciones que en muchos de los casos confunden el respeto hasta con la persona que les dio la vida. Para ellos es muy fácil ofender, las cosas no cuestan trabajo, entran y salen de las casas como si fueran tiendas de conveniencia sin importarles un comino el comportamiento. Sin recordar que un buen día sus hijos e hijas sufrirán y padecerán lo que ellos sin valores les están legando.

Pregunto.

¿Te sentías mal cuando habías hecho algo mal y tus amigos o tu familia te dejaban de hablar?

Creo que tanto el ruido como el silencio son fuerzas incontrolables cuando son tomadas con responsabilidad. Y por supuesto hay que saber cuándo aplicar cada una.

También creo que estando vivos vamos a tener aciertos y errores. Lo importante en este caso no es como empezamos las cosas sino la forma en que las vamos a terminar. La fuerza y responsabilidad de la toma de Nuestras Decisiones. Saber vivir con el éxito y con el fracaso. Tan sencillo como el reconocer que nos equivocamos, pedir disculpas, corregir nuestros errores y enmendar el camino. Una cobija con hoyos no calienta, hay que remendarla y continuar el camino.

Como mencione al principio, los cambios son primero con nosotros y después con el mundo. Actuemos y denunciemos las cosas pequeñas que con el tiempo si las dejamos crecerán.

Cada parte de nuestro cuerpo tiene su lugar y si algo sé es que la frente siempre va arriba.